Tomado de http://www.surysur.net
El lecho del lago Neltume —en territorio mapuche, al sur de Chile— guarda un patrimonio arqueológico subacuático que solo conocen los mapuche, y que sería removido por las obras de una proyectada central hidroeléctrica. | Other News.*
“Este es el Paraíso y quieren destruirlo; es un impacto psicológico enorme el que nos están ocasionando”, resume Guido Melinao, dirigente de la comunidad mapuche Valeriano Cayicul, para describir el proyecto Central Hidroeléctrica Neltume, del consorcio español-italiano Endesa-Enel.
Con una inversión de 781 millones de dólares, el proyecto busca alcanzar una capacidad instalada de 490 megavatios y una generación media anual estimada de 1.885 gigavatios/hora.
Además de la central, que utilizará las aguas del río Fuy y desembocará en el lago Neltume, el plan de Endesa-Enel incluye una línea de alta tensión para distribuir la electricidad en el Sistema Interconectado Central de Chile.
El proyecto ingresó al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental en febrero de 2010, pero fue retirado tras recibir más de 500 observaciones. En diciembre del mismo año volvió a ser presentado.
En enero de 2011 el gubernamental Consejo Regional lo rechazó por incompatible con políticas, planes y programas de desarrollo local y comunal.
Sin embargo, aún no hay una respuesta oficial final sobre su construcción.
Neltume es una localidad ubicada en la comuna de Panguipulli, 860 kilómetros al sur de Santiago. La zona, denominada Siete Lagos, es una de las más concurridas en la temporada alta de turismo de la Región de Los Ríos. Allí se despliega un amplio patrimonio natural, con gran diversidad de bosques, ríos, lagos, lagunas y esteros.
“Se trata de una tierra de refugio para las comunidades que, pese a la expansión (de la industria) forestal que hubo en el siglo XX, se pudieron consumar con sus propios espacios y territorios”, dijo a Tierramérica el director del Departamento de Antropología de la Universidad Alberto Hurtado, Juan Carlos Skewes.
El estudioso dirigió en esa zona la investigación antropológica “Los paisajes del agua. Prácticas sociales y sustentabilidad en la cuenca hidrográfica del Río Valdivia”.[1]
La “forma que las comunidades tienen de poblar su territorio responde a patrones muy antiguos, arqueológicos”, que en esencia consisten en “el emplazamiento con vista hacia la salida del sol y tratando de conservar siempre la vinculación entre el volcán y el lago”, describió.
El lago Neltume está rodeado de cerros de la Cordillera de los Andes y con vista al volcán Choshuenco.
En una de sus orillas se emplaza el “rewe”, o tótem, parte fundamental de un complejo ceremonial de los mapuche huilliches (sureños), que habitan la zona.
Jorge Weke, werkén (portavoz) del Parlamento de Koz Koz de Panguipulli, afirmó a Tierramérica que la empresa busca “hacer una profanación de ese complejo, lo que es un sacrilegio”.
Skewes explicó que ese escenario “no es visible para los chilenos y está poco documentado también en la literatura. Estamos frente a una práctica que tiene por lo menos 700 años desde la perspectiva arqueológica y que permanece hasta hoy”.
En el fondo del lago hay “una especie de arqueología subacuática de la cual solamente los mapuche tienen conciencia”, formada por las osamentas de toros, ofrendas sagradas que sacrifican en sus ceremonias.
Las obras elevarán el nivel del lago y, por lo tanto, sumergirán la pampa donde se instala el rewe. También alterarán la temperatura del agua, con efectos en la biodiversidad de la zona, según Skewes.
Además, se removerán las osamentas depositadas en el lecho lacustre.
En la cosmovisión mapuche un aspecto central son los “ngen”, o espíritus dueños de la naturaleza. Agua, aire, bosque, cada uno está resguardado por un dueño que debe ser respetado. De lo contrario este se aleja, llevándose consigo el elemento natural que custodia, describió el antropólogo.
Por eso, las intensas lluvias caídas durante el último “nguillatún” (ceremonia mapuche), en diciembre, fueron un “pésimo presagio” para los mapuches.
“No solo porque llovió en forma abundante, sino porque la lluvia hizo crecer el nivel del lago al que llegaría de concretarse el proyecto de la central hidroeléctrica. Por eso hicieron sus rogativas literalmente con los pies dentro del agua”, abundó.
Esto “genera un estrés fuerte” a los mapuche, quienes entienden el comportamiento del clima “como un reflejo del comportamiento de los seres humanos”.
También los mapuche de la zona reclaman por decenas de especies vegetales medicinales que serán destruidas por la obra, como el matico (Buddleja globosa), el canelo (Drimys winteri) y el laurel chileno (Laurelia sempervirens).
Hasta el momento, cinco comunidades, con centenares de personas, se oponen al proyecto. Solo está a favor un grupo de la comunidad Juan Quintumán, cuyos dirigentes no quisieron exponer sus argumentos para este artículo. Sin embargo, es de público conocimiento que la empresa entregó a algunos comuneros dinero, materiales de construcción para el mejoramiento de viviendas, forrajes y animales.
Las diferentes posturas dieron pie a rivalidades entre comunidades hermanas que, a juicio de Skewes, perdurarán hasta por tres generaciones más. Se “crea una fractura interna que es bastante profunda”, afirmó.
Endesa Chile señaló que está presente “en la comunidad Juan Quintumán y en las localidades de Neltume, Choshuenco y Puerto Fuy desde 2007, manteniendo un estrecho lazo de trabajo que ha dado como fruto el desarrollo de diversos proyectos en ámbitos como cultura, infraestructura, salud y educación”.
Skewes criticó la “psicopatía pública” del Estado, que pretende que una empresa trasnacional pueda establecer un diálogo de iguales con una familia indígena que habita las cercanías del Neltume.
De momento, los detractores al proyecto no quieren ser parte de la consulta establecida en la nueva ley ambiental, por considerar que se presenta como alternativa al Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes, que obliga a consultar a esas poblaciones sobre proyectos en sus territorios.
Weke viajó a Italia y planteó la oposición de su gente ante el directorio de Enel. Guido Melinao, en tanto, visitó las embajadas de ese país y de España en Santiago y aseguró que “moriremos luchando por nuestro terreno”.
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CONCLUSIONES (Del art. en PDF)
Las identidades se anclan en el paisaje y el agua aparece como la matriz natural que moldea la autopercepción y la relación con los otros grupos que habitan los paisajes cordilleranos en el sur de Chile. La modalidad a partir de la que se articulan las identidades locales originarias es de carácter dendrítico, esto es, se constituyen a partir de un haz de relaciones entre múltiples nodos cuyo trasfondo ecológico es de naturaleza hídrica. Este carácter contrasta con el poblamiento chileno que se cons- tituye sobre la base de una retícula vial, fluvial y lacustre, caracterizada por su naturaleza rectilínea y asociada a la búsqueda del control creciente de las aguas.
La relación con las aguas es igualmente discre- pante cuando se comparan las poblaciones indígenas y chilenas. Las comunidades mapuche fundan su relación con el mundo hídrico sobre la base de un respeto recíproco y entienden que el comportamiento de las aguas retruca el comportamiento humano. Las poblaciones chilenas, en cambio, procuran imponer sus estructuras al medio hídrico y lo hacen sobre la base del aprisionamiento de los cuerpos de agua. La construcción de diques, piletas, presas, pozos y otros medios de contención ilustran este patrón. Subyacen a este comportamiento ideas del agua como repositorios o lavaderos; por el contrario, en la perspectiva indígena, el agua, junto con su carácter sagrado, es una corriente que lleva energía. El edificio ideacional que corona estas concepcio- nes acerca de las relaciones entre las aguas y los
humanos adquiere, en el mundo indígena, un sen- tido religioso donde el fluir pasa a ser la condición básica de las cosas. Por el contrario, en el mundo chileno, la sacralidad se encapsula en la arquitectura religiosa y el agua se conceptúa de modo jurídico, estableciendo derechos y concesiones que tienden a legitimar toda forma de entrampamiento.
La dicotomía no es lo radical que pudiese aparecer. Las relaciones entre las poblaciones chilena y mapuche se encuentran en un proceso de redefinición. Por mucho tiempo la población chilena miró hacia el norte con la esperanza de cobrar su parte en el proyecto modernizador. La llegada del tren y la Carretera Panamericana fueron alicientes importantes para conservar esta esperanza. La de- vastación producida por las plantaciones forestales dejó en evidencia que la ruta escogida no era la mejor. Hoy tanto las autoridades locales como las comunidades han emprendido una búsqueda de sentido en la relación con la población mapuche, donde la protección del agua reclama un lugar central.
En el escenario actual se han intensificado los conflictos ambientales derivados tanto de proyectos hidroeléctricos como de actividad forestal y agrícola. El drenaje de las napas, la contaminación industrial y los regímenes de concesión y acuicultura han puesto el agua en el centro de las tensiones regio- nales. Estos mismos conflictos motivan acciones de resistencia transversal asociadas a la emergencia de nuevos actores colectivos, lo que abre paso a dinámicas cuyo alcance aún es difícil de precisar.
* http://www.other-news.info
Publicado originalmente el dos de febrero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.
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